EL DEBER DE LA MADRE JUDֽA
FANY PERZOWSKY KARDUNER
En la sociedad PRE-industrial cuando a la riqueza del hombre se medía según la cantidad de tierras que poseía y la ocupación más importante consistía en trabajar la tierra, entonces la familia o sea el grupo familiar constituía de por sí el eje más importante que movía la vida societaria.
La familia que constituía para el niño no solamente la base para el contacto con la sociedad era para el TODO. En el seno de la familia recibía de la misma su educación y en ella aprendía su futura profesión, en una palabra esa era la base de una unión productiva, a la cual cada individuo estaba unido.
Pero con el cambio de la vida agraria a la industrial que estaba unido con el individuo de la aldea a la ciudad, adquirió el individuo una serie de libertades y se volvió cada vez más independiente de su familia, y en la medida que las instituciones sociales se desarrollaban, la familia perdía mucho de su antigua importancia principal.
Hoy no aprende el hombre su oficio o su profesión en el seno de su familia sino en el comercio en la fabrica o en el mejor de los casos en la escuela especifica que fue creada para ese efecto o en la UNIVERSIDAD.
La familia ya no es más, hoy día una unidad económica, cada uno de sus miembros trabaja en lugares distintos y mayormente en ocupaciones que eran totalmente distintas una de la otra, para así poder mantener las necesidades económicas de la familia.
La educación en los momentos actuales no la recibe el niño exclusivamente solo de la familia. De esto se ocupa la ciudad o las instituciones que se fundaron para este destino, y luego pasa la educación del niño cada vez más pronto bajo la protección de la enseñanza organizada. El continuo crecimiento de la cantidad de alumnos de los jardines de infantes en algunas instituciones y otras análogas es la mejor demostración.
A la familia le va quedando cada vez menos funciones no solo en la cantidad sino que hoy día ya no viven juntos padres con hijos casados, con nietos y hasta bisnietos, las familias con 6-8-10 hijos tenemos ahora, familias con 1-2 o en el mejor de los casos tres hijos y junto con la merma de la cantidad se empequeñece también en la función educativa de la familia. Pero la principal obligación de la familia que subsiste es: socializar a los chicos esto quiere decir preparar a los niños para su vida social judía integrarlo al mismo y ponerlo en contacto con el medio societario en el cual tendrá que vivir.
Y así igual como la familia así la mujer también sufrió un gran cambio en lo relativo a su rol en el hogar. Antes era la mujer la que cuidaba su hogar, sus hijos, también era la que trabajaba a la par del marido en todos sus negocios: ahora no tiene mas la mujer que muchas de esas ocupaciones, a pesar que es verdad que cuidar el hogar pertenece solo casi exclusivamente a la mujer pero no le corresponde hornear el pan porque el profesional panadero lo hornea más rico por que el panadero lo hace mejor sin tejidos y bobinados ya que hoy hay muchas telas que puede comprar y hasta coser no necesita hacerlo sola porque un sastre lo hace mucho mejor. Lo mismo ocurre con otras muchas responsabilidades que en el pasado solo la mujer lo hacía, no comparte con el marido su trabajo como antes porque la ocupación del marido es ahora fuera del hogar en la fábrica o en la oficina o en el negocio. Y si también ella, la mujer trabaja muchas veces por obligación, también lo hace fuera del hogar en lugares completamente distintos de su marido.
Queda a pesar de todo para la mujer una labor -la preparación del niño para su inserción en la sociedad. Esta labor comienza desde el momento cuando el niño nace otra labor tiene que lo comparte con la escuela que es la educación de su hijo. Y educar al niño tiene que hacerlo ante todo la madre y una mayor responsabilidad recae en la madre judía y si quiere que en el futuro el hijo le pertenezca a ella y a su pueblo no se tiene que conformar solo con mandar a su hijo a una escuela judía se entiende que yo sería la última en negar el importante rol que la escuela judía en la educación de nuestros hijos, pero solo la escuela no lo puede hacer todo si el hogar y lo más importante la mujer no ayuda a este muy trascendental mandato.
Los principios de la educación judía que el niño recibe en la escuela tiene que serlo realizados en su hogar, la familia y en especial la madre tiene que ocuparse que hogar y es cuela juntos formen una sola unidad educativa, también la madre tiene que introducir en su hogar la festividad judía, moral judía y costumbres judías, y ella la madre tiene que ser el continuo contacto con la escuela en todo lo posible. Solo así va a realizar la mujer su deber especialmente en este momento actual en la difícil y responsable época en la cual vivimos: en un tiempo de crisis de los antiguos valores y cuando aún no está muy claro cuales serán los nuevos ideales y valores.
Si solo la mujer cumple totalmente con su rol y junto con su marido se va a dedicar a preparar a su hijo para que pueda vivir en la sociedad y ambos marido y mujer juntos con la escuela judía van a cumplir con responsabilidad como educadores de sus hijos, solo de esta forma podemos tener esperanza que tendremos una generación física y espiritualmente sana y vamos a formar judíos pensadores y seres humanos dichosos: judíos libres con gran amor al propio pueblo por todo el mundo.