Le sugerimos a todos los antisemitas que lean esta importante nota y cumplan estrictamente con lo propuesto en este documento, ya que está completamente de acuerdo con su filosofía.
Es fundamental, que ningún antisemita tenga contacto con alguna influencia judía.
Por ello se sugiere lo siguiente:
Un antisemita que padece sífilis no debe permitir que lo curen con Salvassan Compuesto, que es un medicamento descubierto por un judío. Ehrlich.
Aquél no debe ni siquiera hacerse un análisis que le permita determinar si tiene dicha enfermedad, puesto que estaría utilizando la reacción Wasserman y Kahn, que sirve para esa finalidad y que fué descubierta por esos científicos judíos.
Un antisemita que se haya contagiado de difteria no debe utilizar la reacción Shick para curarse, porque el judío Bela Shick fué su inventor.
Los antisemitas deben estar dispuestos a que se les eleve su tasa de mortalidad a fin de nunca permitir ser tratados por el método inventado por el judío Robert Baram, cuyo sistema para el tratamiento de daños cerebrales y al oído ha salvado a millones de vidas.
Los antisemitas que sufren un colapso de su sistema nervioso no permitan que se le envie a una clínica especializada, ya que deberían rechazar los resultados de las investigaciones de un judío ganador del premio Novel: Otto Levi.
El antisemita de cualquier edad debe evitar el empleo de las vitaminas, porque el descubridor de su valor nutricional especial fue un judío, Kasimir Tunk.
El antisemita debe continuar muriendo o permaneciendo inválido por parálisis infantil, porque el descubridor de la vacuna anti-poliomelitis era un judío, el Doctor Jonas Salk.
El antisemita debe negarse a emplear la estreptomicina aunque muera de tuberculosis, porque un judío, Zalman Waxman, inventó la droga contra esta enfermedad mortal.
Si un antisemita sospecha que tiene gonorrea, no debería tratar de obtener diagnóstico alguno, porque estaría empleando el método de un judío, Neisser, ni el medicamento Digilatis, descubierto por el judío Ludwig Traube y si sufre de dolor de muelas no debería emplear cocaína ya que estaría siendo beneficiado por los trabajos y descubrimientos de dos judíos, Widall y Weill.
Si el antisemita padece Diabetes, no debería aplicarse insulina debido al trabajo de investigación de un judío, Minkowsky.
Si padece de jaquecas no debería utilizar Piramidon y Antipirina debido a los trabajos de los judíos Spiro y Ellege.
Un antisemita debe soportar sus enfermedades psíquicas, porque Freud, el padre del psicoanálisis, fué judio.
Un antisemita con convulsiones debe soportarlas con paciencia, porque fué un judío, Oscar Leibovich, quien pensó en emplear hidrato de cloral.
Los doctores antisemitas deben descartar los descubrimientos y avances logrados por los trabajos realizados por los premios Nóbel Niein-Voitear, Brangaj y Otto Warburg, del dermatólogo Yehuda Sehn Bonediel, del neumonólogo Trawnkel y de muchos otros científicos y médicos judíos de renombre mundial.
Y un poquito más, estarán condenados a padecer de cáncer sin que se los pueda diagnosticar y sin que se intente una cura, para no emplear los descubrimientos del premio Nóbel argentino, del Doctor Cesar Milstein, obviamente judío.
En pocas palabras, un antisemita auténtico y leal debe soportar en forma valiente y consistente:
- LA SֽFILIS
- LA GONORREA
- LAS ENFERMEDADES CARDֽACAS
- LA JAQUECA
- EL TIFUS
- LA DIABETES
- LOS DESORDENES MENTALES
- LOS DAׁOS CEREBRALES
- LA POLIOMELITIS
- LA NUTRICI׃N DEFICIENTE
- LAS CONVULSIONES
- LA TUBERCULOSIS
- ... Y MORIRSE DE CANCER
Jonathan Schleich |