"Jamás han estado de moda desde que Dios los abandonó". Esa es la primera oración de "Memoire sur les Juifs", escrita por el príncipe de Ligne, el del legendario ingenio, en 1801, y al leerla resulta difícil....
Borges llegó a afirmar, parafraseando a Paul Valéry (1871-1945), que la Historia de la literatura podría escribirse sin mencionar a un solo autor; debería ser la Historia del Espíritu como productor y consumidor de literatura.....

Italia y el arte, las próximas víctimas - Oriana Fallaci - 20-07-05

Opinión/ Nota IV y última
 
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Por Oriana Fallaci
Del Corriere della Sera

NUEVA YORK.- La próxima vez el ataque también nos tocará a nosotros. No tengo la menor duda. Nunca la he tenido. Lo dije hace cuatro años y agrego: hasta ahora no nos han atacado porque tenían necesidad de una zona para aterrizar, de una cabeza de puente, del cómodo puesto de avanzada que se llama Italia.

Cómodo geográficamente porque es el más cercano a Medio Oriente y a Africa; es decir, a los países que proveen el grueso de la tropa. Cómodo estratégicamente porque a esa tropa le ofrecemos buena disposición y colaboración, estupidez y cobardía.

Pero pronto se desencadenarán. El propio Ben Laden lo ha prometido. Sus lugartenientes (o rivales), también. El Corriere della Sera lo demuestra en la entrevista con Saad Al-Faqih, amigo de Ben Laden y, según los servicios secretos norteamericanos, el que financia a Al-Qaeda. "Es sólo cuestión de tiempo. Al-Qaeda los golpeará pronto", aseguró.

¿Acaso no es Italia el eslabón más débil de la cadena compuesta por los aliados en Irak? Muchos italianos todavía no lo creen. Se comportan como niños para los cuales la palabra muerte no tiene ningún significado. O como personas sin criterio a las que la muerte les parece una desgracia que sólo les toca a los demás. Peor: creen que para evitarla es suficiente lamerles los pies.

Tiene razón Vittorio Feltri: la decadencia de los occidentales se identifica con su ilusión de poder tratar amigablemente al enemigo incluso temiéndole. Un miedo que los induce a albergar dócilmente al enemigo, a intentar conquistar su simpatía, a esperar que se deje absorber.

Como digo en "Apocalipsis", el hábito genera resignación. La resignación genera apatía. La apatía genera inercia. La inercia genera indiferencia e impide el juicio moral. La indiferencia sofoca al instinto de autodefensa.

En semanas o meses comprenderán que son odiados y despreciados por el enemigo que tratan como amigo y que es totalmente refractario a las virtudes llamadas gratitud, lealtad, piedad. Saldrán de la apatía, de la inercia, de la indiferencia. Entonces creerán en los anuncios de Saad al-Faqih y las explícitas, claras, precisas advertencias pronunciadas por Ben Laden and Company.

Evitarán tomar el subterráneo. Se moverán en auto o bicicleta. Atenuarán la buena predisposición, o el servilismo. Confiarán un poco menos en el ilegal que le vende la droga o le limpia la casa. Serán menos cordiales con el jornalero que agitando el permiso de estadía afirma querer parecerse a ellos, pero que mientras tanto golpea a su mujer y mata a su hija en blue jeans.

Quizás se den cuenta de que a veces para no perder la libertad es necesario sacrificar un poco de libertad. De que la autodefensa es legítima defensa y la legítima defensa no es barbarie. Quizá gritarán además que Fallaci tenía razón. Pero luego comenzarán de nuevo a tratarme como a una delincuente. A decirme retrógrada, xenófoba, racista, etc. Y cuando el ataque llegue, oiremos las consabidas tonterías. Culpa de los norteamericanos, culpa de Bush.

¿Cuándo vendrá, cómo vendrá ese ataque? Detesto hacer de Casandra, la profetisa. Sólo soy una ciudadana que razona y que al hacerlo prevé cosas que según la lógica acontecerán.

Con relación al ataque contra Italia, temo dos cosas: Navidad y las elecciones. Sus atentados son delitos refinados, bien calculados y preparados. Para Navidad creo que no estarán listos. Sin embargo, lo estarán para las elecciones de 2006. Y no se contentarán con masacrar gente. Porque ése es un monstruo inteligente, informado. Un monstruo que (a costa nuestra) ha estudiado en la universidad, en colegios de renombre, en escuelas de lujo. Un monstruo que entiende también de arte. El arte que jamás ha sabido producir. Y pienso que junto a la gente, acá, quiere también masacrar algunas obras de arte.

¿Que nos quieren hacer saltar por el aire el Duomo de Milán o la basílica de San Pedro? ¿El David de Miguel Angel, la galería de los Uffizi y el Palazzo Vecchio en Florencia o el Palazzo dei Dogi en Venecia? ¿La Torre de Pisa, monumento conocido en todos los rincones del mundo y más famoso que las Torres Gemelas?

No podemos huir o alzar la bandera blanca. Sólo podemos afrontar al monstruo con honor y coraje y recordar lo que Churchill dijo a los ingleses cuando fue a la guerra contra el nazismo de Hitler: "Verteremos lágrimas y sangre" Estamos en guerra: ¿queremos meterlo en nuestras cabezas, sí o no? Y en la guerra se llora, se muere. Punto. Así concluí también hace cuatro años.

Traducción de María Elena Rey

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