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Un año de mi vida en la Argentina - Jaim Finkelstein - 1981

Un año de mi vida en la Argentina

 Jaim Finkelstein 

Este artículo fue publicado en la Argentinaen 1981 en ANALES del

IWO, número 13 y en idioma idish.

Hace ya casi un Jubileo

            Como consecuencia de un pedido por parte del IWO (Instituto Científico Judío) de escribir sobre un año de mi vida en la Argentina, elegí el año 1934.

            En realidad es difícil escribir sobre un año de la vida de uno, como si fuera algo desconectado y acotado en sí mismo. Los años se concatenan y con ellos - los sucesos y los acontecimientos. Los años de una persona son como las hojas de un libro; cómo entonces arrancar una hoja del mismo sin ver la anterior y la que la sucede? Por lo tanto, voy probablemente tener que "pecar" y referirme suscintamente a veces a un año o dos anteriores, porque si no, sería difícil entender porqué el año 1934 fue para mí en muchos aspectos, un año distinto de todos los demás.

            Hoy, cuando miro retrospectivamente hacia ese tiempo a una distancia de casi cinquenta años, puedo decir con seguridad, que esa época dejó un sello indeleble sobre la marcha de mi vida personal. Pero no menos importante es el hecho que en ese período se definieron la esencia y el carácter de diversas ideas y actividades comunitarias, en las que estuve personalmente involucrado y las que acompañan continuamente desde entonces, toda mi vida.

* 

            Eramos entonces todos jóvenes, aún los mayores de entre nosotros. La mayoría éramos inmigrantes venidos de países de Europa oriental, principalmente de Polonia, Lituania, Besarabia y Rusia. Hubo quienes sólo residían en el país un año, dos, tres y quienes algunos años más. En definitiva, todos éramos "gringos".

            Los más éramos trabajadores - los otros,  pequeños comerciantes, si así pudieran llamarse y salvo alguna pequeña excepción de los ya "asentados", no había entre nosotros gente con medios económicos de alguna importancia. Cada uno vivía "de la mano a la boca" y no pocas veces sucedía que entre la mano y la boca, existía sólo el buen apetito…       

            Muchos de los de nuestro círculo eran solteros y no fue más que natural que compartieran el "espacio vital" de una misma habitación. También los ya casados, con un bebé o dos no tenían más que una pieza,  un comedor o una sala con una ventana a la calle, lo que ya significaba una gran cosa.

            La situación económica delpaís era difícil - la desocupación, grande. La atmósfera política desde la revolución de Uriburu contra Yrigoyen era depresiva y sumamente tensa. No había a quién quejarse y aquellos que lo intentaron, no les sirvió de nada. Pero cuando se trataba de asuntos de cultura y experiencia comunitaria, resultó ser que estos jóvenes inmigrantes no daban signos pobreza; todo lo contrario - muchos de ellos, junto con sus valijas semi-vacías traían un equipaje formidable de aspiraciones para con la comunidad, una insaciable sed de saber y un ilimitado fervor por volcar sus inquietudes espirituales. Era todo aquello lo que por razones políticas, injusticia o antisemitismo les estaba vedado en sus países de origen en Europa Oriental.

            Contábamos en nuestro medio con un respetable estrato de intelectuales, maestros, escritores, periodistas y gente simple, ilustrada y conocedora que se había educado en escuelas primarias,  secundarias y "yeshivoth". Buena parte ellos eran lo que pudiera llamarse la inteligencia judía popular, embebida en experiencias vividas en partidos políticos, sindicatos profesionales y enriquecida en cursos, universidades populares u otras instituciones; otros eran simples autodidactas que en sus ansias por saber se engulleron bibliotecas enteras…

            El punto de reunión y epicentro de las distintas actividades culturales y comunitarias era la "Biblioteca Obrera Libre", fundada por anarquistas judíos y que luego pasó a depender de los Poale Zion.

*

            En 1934 el partido de Poale Zion en Argentina ya tenía detrás de sí un cuarto de siglo de historia, incluyendo algunos honorables capítulos de luchas ideológicas y realizaciones en diversos aspectos de la vida comunitaria. Como en el resto del mundo, el partido sufrió divisiones de izquierda y derecha que fueron particularmente características de los Poale Zion.
En aquella época, sobre la que me refiero ahora, quedaron pocos de los primeros líderes  para el trabajo activo. La mayoría de los activistas se reclutaron de compañeros recién venidos traídos por las olas de inmigrantes llegadas al Río de la Plata en la segunda mitad de los años veinte y principios de los treinta. Es preciso destacar que el partido tuvo suficiente sensibilidad no sólo para las discusiones políticas anteriormente nombradas sino también para las acciones prácticas y concretas. Como otros partidos y grupos ideológicos, también el partido de Poale Zion de izquierda participó activamente en distintos aspectos de la vida comunitaria. El partido reaccionó ante los acontecimientos políticos, desarrolló una actividad cultural y esclarecedora, imprimió su propio periódico e intervino en la época de León Jazanovich, en la lucha de los colonos judíos contra la burocracia de la administración de la ICA. Algunos compañeros participaron en los sindicatos profesionales, en los que existían secciones judías, otros tuvieron una destacada participación en la lucha contra los "impuros" (proxenetas judíos) - lo que pertenece, sin duda, a los más importantes capítulos del esfuerzo por limpiar la mácula que significaba ser un "judío de Buenos Aires"…

            Es conveniente recordar que al comienzo de los años treinta, la lucha contra los "impuros" estaba en sus fases finales y que tuve el "honor" de conocer algunos de sus cabecillas. Ello sucedió en el Departamento Central de la Policía a donde algunos de nosotros fuimos especialmente "invitados" directamente desde la "Biblioteca Obrera Libre" y otras instituciones con el fin de investigar nuestras actividades.

            La verdad sea dicha, en el Departamento de Policía nos alojaron en compartimientos separados y sin embargo de vez en cuando, queriéndolo o no, nos encontramos. Los super "impuros", los de mayor calibre, eran en su gran mayoría no judíos. Hubo italianos, españoles, franceses y también judíos, no muchos - y éstos nos miraban con una mezcla de desdeño y compasión: "para lo qué, tontamente, pierde la gente joven el tiempo en las prisiones"…

            Esa gente recibió un trato distinto al nuestro y aunque en la cárcel no les faltaba nada, la mayoría fue finalmente deportada y así llegó a su punto final la anarquía y la vergenza que ellos trajeron al país. Fue sin duda, un logro colosal que debe ser adscripto al gobierno de Justo quien con mano firme purificó la atmósfera que en la Argentina estuvo apestada por esos individuos.

            Debe destacarse que, por su parte, la comunidad judía de la Argentinaya lo había hecho antes sola y por su propia iniciativa, sin la intervención oficial, haciendo gala de gran entereza y fuerza moral.

            También este capítulo debiera relatarse algún día.

*

            Los compañeros de Poale Zion demostraron especial reponsabilidad y sensibilidad para con la educación judía. Una labor concreta en ese planofue en 1920 la fundación por parte del partido de las escuelas Borojov. Eso ocurrió aún antes de la escisión y aunque al frente de las escuelas Borojov estaba en sus comienzos Yehuda Glazman, quien fuera uno de los principales portavoces de los Poale Zion de derecha, todas las escuelas sin excepción, pasaron luego a jurisdicción  de los Poale Zion de izquierda. A principios de 1930, cuando llegué a la Argentina, existían en Buenos Aires una cantidad de Talmud-Tora's, escuelas idish-hebreas, escuelas obreras y entre ellas - cinco escuelas Borojov distribuídas en algunos barrios donde había una más densa población judía. Las escuelas Borojov eran ya entonces la obra cumbre delpartido y la comisión directiva preparaba la celebrabación del décimo aniversario de su fundación.  En honor del acontecimiento se organizó una gran fiesta en la que participaron Berta Singerman y Maurice Schwarz quien en aquella época se encontraba de visita en Buenos Aires. Esa celebración se convirtió en una manifestación de apoyo a las escuelas Borojov que inspiró a los activistas, maestros y amigos volcándolos hacia una más intensa labor educativa.

            Esa celebración del aniversario de las escuelas Borojov ciertamente fue mi primer debut en la actividad comunitaria en Argentina, en especial en el plano de la educación judía. Pero fue justamente entonces, en que la actividad escolar estaba tomando incremento y comenzábamos a pensar seriamente en nuevos objetivos, cuando un inesperado golpe se desmoronó sobre esa obra educacional, en cuya construcción se invirtió tanto idealismo y  devoción de compañeros y amigos.

            A principios del año escolar 1932 las escuelas Borojov fueron clausuradas por la policía. Algunos maestros y activistas de las escuelas fueron arrestados y enviados a la cárcel de Villa Devoto, entre los cuales me encontré tambien yo. Para colmo de males, cuando todos fueron liberados (entre ellos: el maestro Ziskind Aizenberg y los activistas Itzhak Roizman, Mordejai Pinkus y otros), fui yo gentilmente invitado a quedarme en la cárcel. El motivo era que yo era el principal culpable de la existencia de esas escuelas subversivas…

            En una conferencia de prensa llamada para justificar la clausura y los arrestos, el senador Sanchez Sorondo - quien se caracterizaba por su especial "amor" por los judíos - sacó de su portafolio dos libritos encontrados en las escuelas con un retrato en cada tapa y los enarboló triunfalmente por los aires diciendo patéticamente:

            "Veis?  Lenin y Stalin!  

            No es esta una prueba de que estas escuelas pertenecen a la Tercera Internacional?"

Los retratos resultaron ser en realidad los de Haim Weizman e Itzhak Leibush Peretz…

            En fin de cuentas todo terminó en una acción policial que nunca llegó a los tribunales, pero de todas maneras las escuelas Borojov quedaron clausuradas definitivamente. Con ello quedó destruída en la práctica una gran obra que de la que aún queda mucho por contar.

                                                                        *

            A fines de setiembre de 1932 a raíz de una huelga de hambre de presos políticos que duró diez días, fuí liberado de la cárcel y al volver a los círculos de nuestros compañeros, los encontré sumidos en un estado de ánimo muy disminuido. Ello era consecuencia natural de la situación política y económica delpaís y cuya influencia psicológica se hizo notar profundamente en la población.  Respecto de los judíos, existían motivos suficientes para su especial susceptibilidad dentro de la nueva situación; por un lado, la falta arraigo y estabilidad en el país y por el otro - la amarga experiencia traída de Europa Oriental por esa inmigración.

            Durante ese tiempo un grupo de compañeros se fue trasladando a los pueblos y ciudades delinterior argentino en busca de sustento.

            Otros se quedaron relegados a un lado esperando a que pasase el invierno… Pero por suerte quedó un núcleo de amigos que simplemente por convicción personal, como personas y judíos, no quisieron ser arrollados por el peso de la dura realidad de los tiempos.

            No hubo entre nosotros una "masa" en el sentido de cantidad o de calidad. La "masa" que la inmigración trajo al país, quedó en general fuera de la actividad comunitaria. La mayoría se dedicó, cada uno a su manera, a abrirse su camino en la vida.

            Pero sí hubo un grupo de compañeros munidos de inquietudes espirituales y comunitarias y que a pesar de las dificultades, se propusieron renovar los esfuerzos en el campo de la educación judía. La cuestion era: quién? con quién? cómo?

            Por lo menos para algunos de nosotros, estaba claro que sería imposible revivir las escuelas Borojov en su anterior estructura y carácter. La cuestión no era formal o legal. Se trataba no sólo del encuadre y de la organización, sino en especial de la esencia de la educación judía que se quería inculcar. En pocas palabras: no más escuelas en un estrecho sentido partidario, sino en una más amplia base popular.

            Esta tendencia despertó gran oposición entre muchos compañeros que sostuvieron que ese camino estaba en contradicción con la línea del partido, que podría tergiversar el carácter proletario de las escuelas y que devaluaría el mensage de la educación…

            Las discusiones se extendieron durante meses: en favor, en contra; se invirtieron noches enteras en esfuerzos por convencer unos a otros.

            Dicho sea para recordar, quien más claramente entendió la problemática fue el compañero Alter.

*

            Se llama Alter Lustigman, pero nadie, ni ayer ni hoy, lo llamó por su apellido. Alter - y basta. Pareciera que él mismo se olvidó que existe un Lustigman sobre la Tierra…

            Alter fue toda su vida un trabajador. A los cincuenta años "hizo alia" a Israel, se asentó en el kibutz Mishmar Haneguev junto con sus discípulos de la Juventud Poale Zion de Argentina donde encontró su hogar y su ambiente.

            Alter tiene cualidades de las que no muchos pueden preciarse. Es un autodidacta enamorado de los libros. Además posee una intuición singular y una capacidad de pensar con independencia. Es un hombre de principios morales, una personalidad ética en el más alto sentido de la palabra.

            Alter hizo un colosal aporte en la concepción de la idea de fundar la nueva organización escolar Zwisho (Organización Central de Escuelas Judías Laicas - institución madre de la red de escuelas Sholem Aleijem e institutos educacionales afines). Durante meses trabajamos en la planificación de la labor que había que realizar, muchas veces hemos discutido por un concepto, a veces sólo por una palabra. Pero fundamentalmente, la dirección y la meta quedaron señalados y definidos.

            El hecho que particularmente él, proletario por excelencia, estuviera identificado con la idea de la Zwisho, tuvo una influencia positiva en los compañeros del partido y en distintos círculos fuera de él.  Aún cuando ya habíamos logrado el apoyo de la mayoría de los compañeros dirigentes, decidimos que antes de llevar la iniciativa a luz pública, había que consultar al "viejo" compañero Yosl Katz.

                                                                        *

            Yosl Katz estaba en esa época fuera del partido, aunque fuera uno de sus fundadores y dirigentes desde su creación en la Argentina. Hacia finales de los años veinte sufrió una crisis ideológica. Birobidjan, Procor, Guezcor y el eco que en aquel entonces se dejaba oír desde la Unión Soviética, despertaron en él dudas respecto del sionismo. ֹl, quien fuera un antiguo legionario, quien desde la lejana Argentina se fuera voluntariamente a Palestina a combatir por una patria judía en las filas de la Legión Judía, no pudo esconder sus dudas. Siendo para él una cuestión de conciencia, se presentó al partido y pidió licencia para reencontrarse ideológicamente consigo mismo. Aún desde fuera siguió siendo uno de nosotros. Alguien a quien podíamos consultar y recabar un consejo. No hubo decisión importante en el partido que no fuera consultada con Yosl. Provisto de un carácter pesimista, dubitativo, era difícil de entusiasmarlo y menos de embarcarlo en una idea o acción. El "viejo" frecuentaba casi siempre un café de Corrientes y Castelli. Allí solíamos encontrarlo de tanto en tanto y junto a una taza de café conversábamos sobre política, literatura, problemas comunitarios y aunque por naturaleza era de poco hablar, de él siempre hubo lo qué escuchar.

            Ahora el tema era - nuestra iniciativa y cómo traerla a la luz del mundo. ֹl escuchaba y pensaba. Cuando ya interrumpía con alguna pregunta, era para resaltar las probables dificultades y vicisitudes que nos esperarían en el camino.

            ֹl quería saber si teníamos real conciencia de la gran responsabilidad que pretendíamos cargar sobre nuestras espaldas. Al final de una de esas conversaciones y después de un largo silencio, dijo en voz baja, como si hablara para sí mismo: "si, es una gran idea, vale la pena, adelante".

            La opinión de Yosl, sumó corage a los que sostenían que "si" y amenguó las dudas y resistencias de los que opinaban que "no".

                                                            *

            El Dr. Yona Kovensky fue una persona que jugó un papel central en la creación de la nueva organización escolar. Al contrario de la mayoría de nosotros, en ese tiempo él estaba ya bien asentado en el país. Llegó a la Argentina siendo niño y con sus padres se fue directamentamente a los campos de la colonizacion judía. Sintió en carne propia la amargura y dureza de la vida del colono judío, pero aún así no mermó su amor por el campo, por la colonia y por la vida productiva del campesino judío. Ese cariño lo absorbió en su sangre y aún después de abandonar la colonia -  primero yendo a la escuela secundaria, luego a la universidad y ejerciendo su profesión de dentista en la ciudad - siempre el espíritu de la colonia vibró en él y lo acompañó toda su vida.

            Durante sus años de estudiante, Kovensky se afilió al partido Poale Zion, pero a principios de los años treinta a los que nos estamos refiriendo, no pertenecía al partido.  Estaba dedicado a su profesión y en los años en que se fue de Buenos Aires, aún cuando lejos, seguía siendo uno de los nuestros.  Le importaba la actividad educacional, a la que estaba ligado desde los tiempos de las escuelas Borojov.  En Kovensky vimos a la persona apropiada que estaba destinada a identificarse con la Zwisho y ser uno de sus dirigentes. Después de algunas conversaciones con él, se adhirió entusiasmado a la idea y aceptó nuestra oferta de presidir el comité organizador. Desde entonces, nos encontramos casi día a día; trabajamos juntos: él comopresidente, yo comosecretario.

            Kovensky era un enamorado del yidish, de la literatura yidish y su cultura. Era un entusiasta por descubrir una nueva palabra, una nueva poesía y sobre todo una nueva  idea si le apelaba a su mente y alma. ֹl era un buen orador y hablaba con énfasis comosi se entusiasmara con sus propias palabras.

            Durante nuestros encuentros planeábamos las actividades corrientes, las preparaciones para la convención fundadora;  juntos pensábamos en el contenido y carácter del movimiento educacional que queríamos encaminar. Kovensky no ahorraba esfuerzos ni tiempo. Al contrario, no en pocas ocasiones invertía tiempo en la acción comunitaria a cuenta de su ocupación profesional. Esto último pertenece a una de las características de los activistas - esos voluntarios de la comunidad - de la que la Argentina podía preciarse y que dejaron su sello en la construccion y carácter del yishuv judío. Kovensky fue quien abrió para la Zwisho el acceso a gente y círculos que estaban aún vedados para nosotros los "gringos" y fue quien se transformó en uno de sus principales voceros y constructores.

                                                                        *

            La convención fundadora dela Zwisho se celebró a comienzos de enero de 1934 en los locales de la Hebraica, en Callao.

            Durante un tiempo anterior a la convención, se desarrollaron intensas discusiones en pro y contra de la nueva institución educacional en las columnas de la prensa y diversas instituciones.

            Quien más encarnizadamente  se opuso a nuestra idea fue Jacov Botoshansky. Entre sus defensores se destacaron Pinie Katz, Sh. Freilaj, el Dr. L. Zhitnitsky, I.L. Grosman y otros. Principalmente la polémica se desarrolló en las columnas de "Di Prese". El diario "Di Yidishe Zaitung" se mostró reservado - cuando no indiferente.

            Respecto de las instituciones, la "Sociedad para las escuelas laicas judías" - cuyo secretario era Pinie Vald - comunicó que no intervendría en la convención porque ya existía una organización de escuelas laicas judías…Con las instancias oficiales sionistas a cuya cabeza estaba la Federación Sionista dominada por los Sionistas Generales, no había lo qué hablar. Ellos colegían que ocuparse de la enseñanza era una especie de pérdida de tiempo. A parte de ello, miraban con recelo a todo este quehacer.

            Por lo contrario, el gremio de escritores y el de los actores se adhirieron cálidamente junto con otras instituciones y escuelas delinterior.          

            En la convención misma hubo discrepancias y acaloradas discusiones que afloraron durante las exposiciones del Dr. Kovensky, Pinie Katz, Dr. Zhitnitsky, Alter, Sh. Freilaj, Sh. Alterman y el escritor de estas líneas. Lo mismo ocurrió durante los debates en los que intervinieron activistas de la escuela, escritores, representantes de instituciones y escuelas, en especial  del interior, como Córdoba, La Plata, Santa Fe, Bahía Blanca, etc. Las discrepancias fueron de carácter ideológico y pragmático, fruto sin duda, del heterogéneo modo de pensar de los intervinientes.

            Los recelos seguían presentes en vísperas de la convención, sobre todo entre quienes no eran delegados del partido, quienes  temían que el partido los iba a utilizar en su provecho. Quien con más agudeza se expresó en ese sentido fue el escritor Berl Grinberg. Por otro lado, hubo compañeros del partido que sospechaban que el ser demasiado condescendientes acarrearía la exclusión del partido de la nueva organización escolar.

            No resultó fácil encaminar la nave; aunque a fin de cuentas, todo salió para bien. Casi unánimemente se adoptaron resoluciones que tenían como base el principio de una educación judía laica con la mirada dirigida hacia el pueblo judío. Ciertamente se acentuaron también el carácter humanístico de la enseñanza judía, los motivos sociales en la literatura judía, en la cultura en general y en nuestro renacimiento nacional. Lo que no contradecía en nada lo antedicho. Al cierre de la convención fue proclamada en una atmósfera festiva la fundación de la Zwisho y fue elegida su Comisión Directiva: presidente - el Dr. L. Zhitnitsky, vicepresidente - el Dr. J. Kovensky, secretario - Sh. Vaserman, prosecretario - Jaim Finkelstein, cajero - me parece - Mendl Mayern-Lazer. En la administración fueron incluídos conocidos activistas comunitarios, escritores y miembros de las anteriores escuelas Borojov.

                                                                        *

            Los días festivos pasaron a ser historia. Sucede generalmente que después de cada fiesta viene un tiempo de relajación. Pero en aquella época no es lo que precisamente sucedió conmigo. Yo sabía que habíamos asumido una enorme responsibilidad, aunque el cheque estaba firmado por muchas personas y no sólo por mí. De todas maneras me sentía responsable de los resultados que aflorarían en un futuro cercano. Es probable que haya sido una especie de egoísmo: quizás fuera el resultado de una profunda identificación con la idea o fuese el hecho de estar profesionalmente ligado al trabajo, mientras los demás miembros de la administración eran sólo voluntarios y sin desmedro de ello, pusieran todo su cuerpo y alma en la acción. Es sabido que las ideas, programas y resoluciones tienen que tener suerte con las personas que las adoptan.  Afortunadamente tuvimos suerte. En nuestro haber contábamos con amigos fieles, plenamente dedicados.      

            Estaban allí: Jaim Chalkov, Itzjak Benek, la Sra. Lazavik, Mates Goldfarb, Itzjak Roizman, Itzjak Vaksman, Kalmen Kandel, Jacob Urbach, David Lerman, Moishe Kornwais, Reuben Zingman, Jaim Vorzoger, Meir Drexler, Mordejai Loy, Hershl Lipshetz, Mordejai Pinkus, Nahum Aizenberg, Itzjak Tsivan, Hodl Shtulman, Mijal Granitze, Jaiche Zaltzenshtein, Malke Ratzlav, Shimkin y otros muchos, muchos.

            Quién puede acordarse de todos los nombres y nombrar a cada uno ellos? Voy a destacar como ejemplo, a una persona que sin ella la Zwisho, no sería lo que es.

            Se llamaba Ida Zelikovich y era oriunda de Rusia. En su juventud fue influída por ideas revolucionarias de profundo carácter humanitario. Ni bien llegada al Argentina se enlistó en el partido Poale Zion que vino a ser para ella su hogar, su ambiente, su sociedad - su todo.

            Ida Zelikovich no tuvo una familia. Vivía sola, muy modestamente de su oficio de modista.  A veces sucede que una persona vive rodeada de gente y sin embargo está sola; Ida vivía sola y a pesar de ello, no lo estaba. Poseía un gran mundo espiritual y aunque no asistió a la universidad ni tuvo oportunidad de recibir una educación superior, tenía un gran corazón y profundos sentimientos humanos. Nunca habló de humanismo ni de valores éticos - los practicó. Esa relación, amor y dedicación que tenía por cada persona en particular la manifestaba también en el trabajo comunitario. Particularmente le era importante la educación judía.  No pocas veces pensé: bendita es la comunidad que posee personas como ella.

                                                                        *

            Los primeros resultados de la convención no se dejaron esperar. Apenas cuatro meses después de la proclamación de la Zwisho, se abrió su primera escuela en la calle Sarmiento 2270.

            Los preparativos para la inauguración fueron febriles. No fue nada fácil empezar todo de nuevo. Los ingleses dicen que no se debe devorar la comida a la temperatura de cocción. Pero qué podíamos haber hecho, si estuvimos obligados a engullirla directamente desde el fuego?

            Respecto del nombre de la escuela, estaba claro que Ber Borojov no era todavía "kosher". Quisimos un nombre que simbolice y refleje el espíritu de la educación que la Zwisho se había propuesto desarrollar en la Argentina.

            Casualmente en ese año 1934, se celebraba el 75 aniversario del nacimiento de Sholem Aleijem y Pinie Katz sostuvo en una de las reuniones que sería bueno poner el nombre del clásico escritor a la escuela y honrar así su memoria. La propuesta fue unánimemente aceptada como así también que yo asumiera el cargo de director de la misma. Además, en esa misma reunión se decidió que yo, juntamente con el Dr. Kovensky, el Dr. Zhitnitzky, Sh. Freilaj y  Mayern-Lazer como miembros de la comisión pedagógica, quedábamos encargados de reclutar maestros para la escuela, de redactar el programa de enseñanza, de conseguir material didáctico y todo lo que a ello atañe.  La cuestión de los maestros no era fácil de resolver. La mayoría de los maestros que trabajaron en las escuelas Borojov estaban en otras escuelas, otros se fueron al interior - entre ellos mi amigo Ziskind Aizenberg, quien fuera uno de los maestros más capaces de las escuelas Borojov y - por último, una parte de ellos abandonaron definitivamente la enseñanza. 

             Después de muchas idas y venidas se decidió contratar como primeros maestros de la escuela Sholem Aleijem, a la pareja Jaim Wasershprung y Jane Tenemboim quienes tenían experiencia pedagógica traída de la vieja Europa, en Varsovia - y luego en Moisesville donde residían.  En paralelo con la comisión pedagógica hubo otros compañeros, muchos no mencionados, que se dedicaron a llenar las necesidades técnicas de la escuela, a la creación de fondos económicos y a la inscripción de alumnos para el nuevo instituto de enseñanza.

            En aquellos tiempos muy pocos padres se afanaban por venir y registrar sus hijos en una escuela judía, por lo que no quedaba otro remedio que ir a donde estaban los padres…De a parejas, iban los activistas por las calles en barrios de mayor populación judía y golpeaban en las puertas de las casas preguntando en castellano: " aquí viven judíos?". Sucedía naturalmente que se topaban con italianos, españoles y argentinos que les cerraban las puertas en la cara, irritados por haberlos molestado.  Algunos, más amigables, les indicaban con la mano: un poco más allá - allí viven los "rusos"…Pero tampoco todos los los judíos recibieron con gentileza a esos "golpeapuertas de escuela". Hubo quienes no tenían hijos, otros no tenían interés o simplemente no sabían que existían escuelas judías. Estas visitas de casa por casa se convertían entonces en largos coloquios de esclarecimiento que, si se transformaban en la inscripción de un niño o dos, la alegría no tenía límites…

            Así ocurrió que para la inauguración de la escuela central Sholem Aleijem, a mediados de mayo de 1934, todas las vacantes de las clases estaban ocupadas.

                                                            *

            Recién ahora comenzaba la verdadera tarea escolar. Anteriormente, en las reuniones y asambleas, las concepciones filosóficas y métodos pedagógicos se discurrían en infinitas discusiones. Ahora teníamos frente a los ojos a los alumnos, las clases y los maestros. Ante ellos teníamos que convertir las teorías en palabras simples y acciones concretas. Generalmente, entre la voluntad y la realidad existe una buen trecho. En nuestro caso, existía un abismo, porque las metas que nos habíamos impuesto eran muy altas y los medios, muy limitados. Claro está que conocíamos el dicho de que todos los comienzos son difíciles, pero tambien sabíamos lo delviejo refrán chino que todos los caminos comienzan con el primer paso, que marca la dirección y el ritmo. Por ello fueron los primeros pasos para nosotros tan importantes y decisivos.       

            En todas las escuelas, sin excepción, existían serios problemas pedagógicos y didácticos. Pero había diferencias. En los Talmud-Torah por ejemplo, las dificultades eran menos percibidas. Primero, aquí la motivación y las metas eran claras; segundo, casi todo estaba preparado: el Sidur, el Majzor, los rezos, el Jumash que eran el fundamento de los estudios - no tenían que ser creados. Mientras por el contrario, la escuela laica buscaba todavía su camino. En la Argentina así como en otros países, la escuela laica se creó bajo la influencia de la escuela judía laica en Europa oriental, particularmente en Polonia y Lituania, que tuvieron su mayor auge entre las dos guerras mundiales.

            El espíritu nacional y social con el cual la nueva educación judía estaba consustanciada en Europa oriental,  se transmitió tambien a la nueva escuela judía en Argentina. Los mismos ideales de un mundo nuevo, un hombre nuevo y un judío nuevo - aquí como allá - sirvieron como fuente de inspiración y esperanza. Aún así, no todo era lo mismo. La realidad social , la cultura general y el medio cultural judío, el clima y las condiciones de vida eran totalmente distintos de los de Europa.   Era por lo tanto obvio que la escuela judía en la nueva tierra no podía ser una copia de la que existía en Polonia.  La escuela tenía que encontrar su propio sendero, temática y tono que armonizaran con la melodía de la nueva educación judía y por otra parte, conservar lo específico y único en ella. No se si en aquel entonces alguno de nosotros estaba en condiciones de formular claramente en qué consistiría ese acorde y por sobre todo, cómo debiera reverberar en la diaria tarea escolar. Sólo se que tuvimos la voluntad e inquietud de buscar nuevos caminos. Y en lo que a mí personalmente atañe, puedo permitirme decir que esa inquietud me acompañó en mi labor, siempre.

                                                                        *

             El año 1934  fue un año muy tenso, cargado de graves acontecimientos. Un año antes, Hitler asumía el poder. Ahora, después de la muerte de Hindemburg, su posición quedaba aún más fortificada. Poco después se convirtiría en el presidente de Alemania y desataría con ensañamiento una feroz campaña contra el liberalismo, contra la democracia y por sobre todo, contra los judíos.  El retumbo nazi se hacía oír cada vez más fuerte en el mundo.  Argentina  no era una excepción. Hubo quienes se encaramaron al carro nazi en forma abierta, cínica, brutal; otros - en forma un poco más sutil. A medida que pasaba el tiempo, la atmósfera se hacía más y más pesada. Por cierto que no debemos generalizar, hubo tambien otras voces, leales a la tradición liberal argentina. Figuras políticas, pensadores y escritores dejaron oír su voz firme y honorable, pero aún así el chauvinismo nacionalista levantó cabeza.

            La inmigración del este de Europa, particularmente de judíos, fue severamente restringida.  La actitud para con los extranjeros se hizo más negativa, así como para todo lo atingente a sus culturas y lenguas -  y en primera fila, a las del este europeo. Todo ello para recordarle a quien sea, que uno vivía por la tolerancia de alguien, no por propio derecho.

                                                            *

            La población judía en Argentina ya tenía en ese tiempo detrás de sí una historia interesante, no muy larga, pero rica en acontecimientos. La colonización judía, el otrora único y dramático capítulo de la vida judía en la Argentina, no era más un centro de atracción sino que estaba en estado de retroceso. En aquella época la inmigración se iba concentrando en aldeas y poblados y principalmente - en Buenos Aires. Tambien la emigración interna de la colonia a la ciudad estaba en auge y debe decirse que los hijos de colonos que se asentaron en las ciudades trajeron de sus hogares un gran equipaje de valores sociales, culturales y comunitarios que directa e indirectamente influenciaron muy positivamente en la vida judía en las ciudades. Algunos escritores, artistas y figuras políticas comenzaron a intervenir aqui y allá en la vida artística y política local, pero sólo eran excepciones. La colectividad judía vivía social y culturalmente aislada  en su propio mundo. La vida cultural judía no tenía en aquellos tiempo una faz cristalizada. Salvo algunas pequeñas excepciones, particularmente en las colonias, la vida cultural era una continuación de lo conocido en la vieja Europa. Sin embargo, era un poco diferente; yo diría que era una continuación, pero en edición reducida. Posiblemente ello era natural, porque todo estaba aún en sus comienzos.

            Con el transcurrir del tiempo se concentraron en la Argentina una cantidad de escritores. Fuera de los ya antiguamente conocidos, con Mordejai Alperson a la cabeza, quien diera una expresión beletrística al drama de la colonización judía, se empezaron a perfilar nuevos talentos en prosa y poesía, que en un comienzo dieron a sus creaciones un sabor nostálgico y rememorativo del pasado.  De a poco fueron percibiendo la temática de la nueva vida y les dieron expresión artística en sus creaciones. Se empezaron a escuchar - en definitiva - tonos nuevos y autóctonos.
Tambien el teatro yidish encontró un terreno fértil en Buenos Aires, donde se representaba con elementos locales y visitantes que solían llegar a la Argentina. La prensa judía ocupaba un lugar importante, con un número significativo de revistas, periódicos y sobre todo diarios. Desde un principio entendió la prensa en Argentina- y esta fue su mayor cualidad - que además de suministrar información a sus lectores, debía cumplir una misión educativa. Es por ello que la gente leía los diarios y lo hacía con fruición.  No pocas veces tuve la ocasión de estar, sobre todo los sábados, hasta las altas horas de la noche, en la redacción de "Di Presse" o "Di Yidishe Tzaitung" y al salir después de medianoche, veía gente esperando pacientemente la aparición del nuevo número, a veces durante horas.  Les valía la pena, al parecer.

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              En el plano comunitario en el que yo era activista, a parte del educativo, la mayor parte de la influencia estaba en manos de la Yevsektsia (Sección judía delpartido comunista). Debe recordarse que la Yevsektsia era en aquella época una fuerza gigantesca, no tanto entre la colectividad asentada comoentre la masa de inmigrantes de los últimos años, sobre todo en la clase trabajadora. Hubo ciertos campos en los cuales los Poale Zion de izquierda cooperaron con los comunistas judíos. Sin embargo, la lucha entre ellos y nosotros era muy encarnizada.

            Los otros partidos sionistas como por ejemplo, la Federación Sionista, los Zeirei Zion y hasta los Poale Zion de derecha, los ignoraban totalmente. No sólo eso, sino que llegaron a protestar por nuestros contactos "amistosos" con los comunistas. Por nuestra parte sosteníamos que sin mengua alguna de nuestras opuestas opiniones, por fuertes que fueran, existían intereses comunes por los que luchar. Además, creíamos que la excomunión no era un buen sendero para las luchas ideológicas.

            La Yevsektsia, en realidad, combatía el sionismo en todas sus facetas, sin excepción. Con el sionismo partidario no tuvo ningun contacto, no le representaba un obstáculo, pero a nosotros, los Poale Zion, nos consideraban como una concurrencia. Primeramente, porque activábamos en la misma esfera judía obrera y segundo porque aparecíamos como socialistas no menos que ellos.  Es por ello que los dardos más puntiagudos eran dirigidos contra nosotros.  Se entiende que no les quedamos debiendo nada, aunque nuestra formulación fuera distinta. Recuerdo muchas sesiones, reuniones y veladas de discusiones en las que aparecimos mis amigos y yo juntos frente a los líderes de la Yevsektsia. Las discusiones fueron largas y penosas. Nadie de nosotros se hacía la ilusión que íbamos a convencer a los dirigentes. Pero centenares y miles de sus adherentes, para quienes el sionismo significaba algo así como un monstruo, sí nos escucharon, a pesar de todo.
Fue entonces cuando la lucha entre la Yevsektsia y nosotros más recrudeció.
Primeramente, en muchos de los de nuestras filas se desmoronó la fe en la Unión Soviética y en el comunismo stalinista; el segundo factor fue el que aparecieran más problemas vinculados con los acontecimientos mundiales y sucesos locales judíos.  El tema del antisemitismo se hacía oír y sentir cada vez más fuerte, en la cuestión de la organización y representación de la colectividad y en muchas otras cuestiones en las que se  requería una respuesta, nuestras opiniones eran diametralmente opuestas. Las discusiones fueron volviéndose más y más encarnizadas y la lucha entre nosotros más y más penosa.

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                Fue un año de actividad intensa y polifacética. Dediqué mucho tiempo a la labor de esclarecimiento del partido. Junto con Alter redactamos "La Palestina Obrera" y otras publicaciones esporádicas del movimiento.  Escribí bajo diferentes nombres y seudónimos como Japin, Jovanovich y otros, Alter escribió bajo el nombre de Koslovsky, pero la mayoría de los artículos, en especial los de redacción, los publicamos sin nombre. Mucho tiempo y energía ingirieron las reuniones, asambleas, discursos y veladas de discusiones que estaban de moda en esos tiempos. Pero aún más tiempo y pensamiento fue lo que se invirtió en la educación judía.  Entendí que de todos los factores que influyen en la vida social,  la educación es el elemento más apropiado para la fraguación del contenido y carácter de una sociedad. Si ello es cierto para todos los pueblos, lo es aún más para el pueblo judío donde quiera que esté.  En pocas palabras - según la educación, así será la sociedad. Además, existía otra razón: me gustaba la labor educativa, me atraía y sentía que personalmente tenía que respirar su aire. Ciertamente, la preocupación y las colosales dificultades que emergían en el camino me causaron no pocas noches de insomnio, aunque tambien es verdad que la escuela judía fue para mí una fuente de estímulo e inspiración.

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               Prontamente emergieron nuevas iniciativas. Los compañeros de Villa Crespo se organizaron y exigieron abrir una escuela en su barrio. El motivo era lógico porque allí estaba la concentración más grande de judíos en Buenos Aires y la falta de educación judía se hacía sentir más fuerte que en otros lugares. Se creó una comisión organizadora para la creación de una escuela de la Zwisho en Villa Crespo en la participaron muchos activistas experimentados de la época de las escuelas Borojov. Un grupo de activistas de esa zona tuvo una muy destacada participación en la fundación de la escuela central Sholem Aleijem: Yidl Korenblit, Noah Holender, Moishe Villansky y otros. Se sumaron nuevos amigos como los Vilensky, Noah Katsovich, Hersh Nimtzovich y más y más. Al frente de la comisión estaba Zalman Orenstein quien emprendió su labor con mucha fe y entusiasmo. Gracias a sus cualidades organizadoras y a la responsabilidad y devoción de los que lo rodearon, tuvo esa iniciativa una gran resonancia en la población judía de ese barrio. Desde el lejano barrio de Mataderos llegaron Moishe Grumer acompañado de Osens y Lindboim y pidieron abrir allí una escuela Sholem Aleijem. Grumer era un veterano miembro de Poale Zion de Galitsia; Lindboim y Osens fueron otrora comunistas hasta la médula, pero tenían hijos ya crecidos, lo que les despertó la chispa judía a tal punto que la idea de crear una escuela Sholem Aleijem en su localidad les gustó de sobremanera. Entonces, vuelta a las reuniones, asambleas, consultas. No teníamos locales de reuniones en los barrios por lo que nos reuníamos en casas de compañeros y amigos. En un modesto departamento de una habitación o dos en el mejor de los casos, alrededor de un café, a veces acompañado de una merienda, estos activistas se reunían hasta altas horas de la noche después de un día de trabajo y planeaban de qué manera y con qué medios iban a levantar su escuela. Con qué alegría celebraban el encuentro de un lugar apropiado para la escuela!  Con qué buena voluntad traían sus personales contribuciones, ahorradas de sus modestas ganancias! Con qué honores recibían a los maestros para sus hijos! De regreso a casa, seguíamos pensando en voz alta. Yo veía a esa gente con inquietud espiritual, con fe, para quienes la labor en favor de la comunidad era una necesidad de su alma - y solía pensar que, como al pintor lo atrae su pintura y color - y el músico busca su propio yo en los tonos de su acorde, así busca el auténtico activista su propia identidad a traves de su labor comunitaria. Para esa gente no existe trabajo liviano o pesado, si existe una meta, un motivo, nada es demasiado.

                En la vida privada me aconteció un importante suceso que nos llenó de alegría a mi esposa Neske y a mí. Hacia fines de año, el 13 de octubre, nos nació nuestro primogénito - Daniel.  Pero esto ya es un tema de puro carácter personal y familiar.

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                Llegó el fin del año escolar y con ello el fin de una actividad intensa en diversos aspectos de la vida comunitaria. Llegó el tiempo más apropiado para un balance, un resumen de cuentas. Ese resumen de cuentas colectivo tuvo lugar en la asamblea plenaria de la administración superior de la Zwisho, junto con las direcciones escolares, comités organizadores, maestros y activistas. Hubo toda clase apreciaciones, la mayoría con una gran medida de reconocimiento, agradecimiento y optimismo. Hubo tambien críticas, principalmente de compañeros que no podían aceptar la nueva versión de nuestra labor. Hubo serios tonos de autocrítica, algunos se preguntaban si podríamos pagar el cheque que la Zwisho había firmado. No faltaron tampoco los elogios. Paralelamente al balance colectivo, en el que yo naturalmente tambien intervine, hice mi propio resumen de cuentas. Esto solía hacerlo no sólo una vez al año, sino día a día. Frente a mis ojos estaban nuestros logros, a los que no sólo había visto, sino tambien vivido.  Pero más aún había percibido, que nos falta más, mucho más por andar.  El camino es largo, difícil  e intrincado. Pero como dijera el poeta Papiernikov:

                          "No vale sólo el que yo haya llegado,

sino el andar en un camino asoleado…"

            Poéticamente, es un párrafo muy bonito, pero en la vida es distinto.

Para aquellas personas que nunca llegan, no a menudo el sol las ilumina. Esto atañe al individuo, a cada sociedad y pueblo. Nuestro pueblo fue puesto a prueba en ese sentido más que otros. La conclusión es clara: hay que enseñar al hombre y estimularlo a querer llegar y ello sólo es posible cuando hay una meta clara, cuando se sabe el hacia dónde y el por qué.

            En nuestro caso, al construir la vida judía en la Argentina, era ciertamente necesario saber el hacia dónde?

            Respecto de la meta, para nosotros los sionistas socialistas, estaba allí frente a nuestros ojos. Teóricamente, por lo menos, era visible para todos.

            Mucho más difícil era responder a la pregunta: cómo?  

            Esta precisa incógnita me taladraba en aquella época el cerebro. Yo sabía que de la respuesta a esa pregunta y de muchas otras más, dependía nuestro futuro andar. Después de todo, todavía sólo estábamos al principio del camino…

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