Asunto: Medico de Gaza
Un medico de Gaza se enfurece ante la conspiración suicida
contra su "hogar": el hospital Soroka.
Carta abierta del Dr. Izzeldin Abuelaish
Como medico palestino que ha trabajado en el Hospital
Soroka de Beersheva durante los últimos ocho años, me siento
ultrajado ante el intento de suicidio, cínico y potencialmente
mortal de la terrorista Wafa Samir Ibrahim Al-Biss.
El lunes ella fue capturada en el cruce Erez de la franja
de Gaza con una carga de explosivos cosidos a su ropa interior, y
admitió que su intención era matar docenas de personas en el
hospital, incluyendo tantos niños como fuera posible.
Conduzco investigaciones en el Instituto de genética del
hospital, y Soroka se ha vuelto mi hogar lejos del hogar. He
logrado construir calidas relaciones profesionales con mis colegas
en el Departamento de Ginecología y Obstetricia y en otras
unidades.
Me he impuesto, siempre que estoy en el hospital, visitar a
los pacientes palestinos. También me ocupo de conseguir citas para
otros residentes de Gaza, y también llevar medicinas desde el
Soroka a pacientes necesitados, en la franja de Gaza.
No tengo mas que elogios para los médicos, enfermeras y
otros miembros del personal del Soroka. Muestran simpatía,
compasión y delicadeza en su trato. Me sentí horrorizado cuando
supe que Waffa Biss, del campo de refugiados de Jebalya se había
preparado para suicidarse y asesinar en el Soroka, precisamente el
lugar en el que fue tratada con delicadeza y misericordia.
En el mismo día en el que ella planeo detonar su bomba, dos
palestinos en condición critica estaban esperando en Gaza ser
llevados al Soroka para un tratamiento urgente.
Wafa fue enviada a matar precisamente a la gente que esta
curando palestinos de la franja de Gaza y de la ribera occidental.
?Qué ocurriría si los hospitales israelíes deciden ahora
rechazar a los palestinos que necesitan tratamientos? Como se
sentirían aquellos que enviaron a Biss, si a sus propios
familiares, necesitando tratamiento medico en Israel, se les niega
el mismo?
En cuanto a Biss misma, ella debería haber sido una
mensajera de paz entre su gente, y debería haber llevado flores y
reconocimiento a los médicos del Soroka que curaron sus quemaduras.
En cambio, los eligió, a ellos, que la trataron con tanta
compasión, para asesinarlos.
Los hospitales israelíes otorgan tratamientos humanitarios
a los palestinos de la franja de Gaza y la ribera occidental. Estos
esfuerzos continuaron aun cuando todo otro tipo de cooperación
entre palestinos e israelíes se freno durante la reciente intifada.
Planear un atentado de esta clase contra un hospital es un
acto perverso. Chicos, mujeres, pacientes, médicos y enfermeras
fueron el blanco del ataque. Es este el premio a la bondad? Es esta
una propaganda para el Islam, una religión que respeta y santifica
la vida humana ? Esto es una agresión, una violación de la
humanidad.
?Qué vamos a decir si Israel ahora se niega a recibir
pacientes que buscan tratamiento dentro de Israel ? Todos sabemos
que estamos sufriendo restricciones y actos de castigo colectivo
impuestos por los israelíes. Ahora nos arriesgamos a imponerles
sufrimientos adicionales a los palestinos que necesitan tratamiento
medico.
El Soroka es un hospital que ha abierto sus puertas para
tratar a los palestinos sin discriminación, ofreciéndoles el mejor
tratamiento disponible. Quiero decirles a mis colegas y amigos en
el Soroka que todos los residentes de Gaza con quienes he hablado,
han expresado su condena a este acto maligno y sin sentido. En un
momento en el que necesitamos desesperadamente crear puentes de
confianza y tolerancia, Soroka es la única puerta abierta cuando
otros hospitales están cerrados para los residentes de Gaza.
Debemos denunciar cualquier intención de atacar hospitales
y dañar a sus pacientes. Los integrantes de la familia Biss han,
ellos mismos, emitido un comunicado condenando el uso que han hecho
de su hija.
Espero que a pesar de este incidente el Hospital Soroka
continuara siendo un oasis de paz y coexistencia. Este es el
mensaje adecuado para derrotar a los enemigos de la paz.
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El autor es un ginecólogo y obstetra originario del campo de
refugiados Jebalya, en la franja de Gaza y trabaja en el hospital
Soroka de Beersheva. El envió esta carta abierta con pedido de
publicación en el Jerusalem Post.
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