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El 27 de enero de 1945 tropas soviéticas llegaron al campo de exterminio de Auschwitz
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"Jamás han estado de moda desde que Dios los abandonó". Esa es la primera oración de "Memoire sur les Juifs", escrita por el príncipe de Ligne, el del legendario ingenio, en 1801, y al leerla resulta difícil....
Hagamos juntos un pequeño ejercicio de memoria. ¿Recuerda Ud. cuántas instituciones educativas de la Red Escolar Judía cerraron sus puertas en curso de los últimos años?.......
Hasta 1879, el odio hacia los judíos no tenía siquiera un nombre especial. Ese año un tal Wilhelm Marr acuñó el término "antisemitismo" a fin de quitarle al fenómeno de toda connotación religiosa. El panfleto escrito por Marr que se llamaba "La victoria del judaísmo sobre el germanismo considerada desde un punto de vista no-religioso", proponía.....
NADIE QUE HAYA ESCRITO EN LENGUA HEBREA HA ALCANZADO SU FAMA. ES EL AUTOR ISRAELI MAS INTERNACIONAL, Y HA SIDO GALARDONADO ESTA SEMANA CON EL PREMIO PRINCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS. DE CAMINO HACIA BRASIL, HA HECHO UN HUECO PARA RECIBIR A EL MUNDO EN LONDRES
Borges llegó a afirmar, parafraseando a Paul Valéry (1871-1945), que la Historia de la literatura podría escribirse sin mencionar a un solo autor; debería ser la Historia del Espíritu como productor y consumidor de literatura.....
Alguna vez he escrito que el objetivo estratégico del terrorismo no es, en primera instancia, matar mucho, sino matar mucho para poder socializar el terror. A partir del momento en que el miedo se instala en el seno de una sociedad democrática,.......
La Argentina sufre el triste privilegio de ser el primer país del continente americano víctima del terrorismo suicida. Diez años antes del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, hicieron volar la embajada de Israel en Buenos Aires.....

Una triste pagina en la historia de los judios en la Argentina...1919.

 

...UNA TRISTE PAGINA EN LA HISTORIA DE LOS JUDIOS EN LA ARGENTINA...

 

Ayer nomas.

 

El Progrom de la Semana Trágica.

 

Guido Maisuls

 

Kiriat Bialik

 

-- El Progrom de la Semana Trágica de Buenos Aires de 1919 - Damian Coltzau

Fecha Monday, 29 December a las 10:08:00

Tema Educación y Cultura

 

Un aspecto poco conocido de la Semana Trágica de enero de 1919 fue la persecución Antisemita supuestamente organizada por el Comité de la Capital de la Unión Cívica Radical, durante el gobierno del presidente Hipólito Yrigoyen. Se trata de un tema tabú en nuestra historia, como tantos otros.

 

También se destaca la personalidad del dirigente yrigoyenista Francisco Beiró, que se enfrentó con sus propios compañeros políticos y con las fuerzas de extrema derecha, en defensa de los ciudadanos judíos agredidos.

 

Pablo R. Fishman investigó durante largos años la cuestión y reunió valiosa documentación que entregó a la Fundación Juan B. Justo.

 

Al cumplirse ochenta años de aquellos dramáticos sucesos resulta de gran interés histórico dejar constancia de una investigación ignorada hasta ahora.

 

Una tarde de agosto de 1997, Pablo R. Fishman se acercó a las oficinas de la Fundación Juan B. Justo y entregó el resultado de una extensa investigación que le llevó varios años de trabajo.

 

Contenía documentos, informaciones periodísticas, fichas con apuntes sobre obras dedicadas a la Semana Trágica de 1919 y una breve versión novelada -sobre base documental -, que llevaba como título El grito olvidado, sobre la persecución antisemita y el establecimiento de un pogrom (1), en los barrios de Once y Villa Crespo, en pleno Buenos Aires, poco después de terminar el levantamiento obrero que conmovió a todos los argentinos y países limítrofes, en tiempos del presidente Hipólito Yrigoyen.

Fishman se mostraba un tanto desanimado porque no había logrado interesar al periodismo, a los políticos y a las autoridades de la comunidad judía, a propósito de su ardua y amplia investigación. No se trata de un historiador profesional ni de un periodista. Es un judío que desde pequeño había escuchado en boca de sus familiares, relatos conmovedores sobre las vejaciones y discriminación sufridas por los ciudadanos judíos porteños en enero de 1919.

Debo confesar que, aunque conocía los trabajos clásicos sobre la Semana Trágica y las distintas versiones sobre ataques a la comunidad judía porteña en aquel año decisivo para la lucha social, nunca imaginé que la "discriminación" o el invento policial de un ficticio "soviet argentino" falsamente dirigido por el judío bundista Pedro (Pinie) Wald, había llegado mucho más allá de lo que habían relatado los historiadores que se dedicaron al tema, incluidos los de izquierda. Aterrados por la situación internacional, ya que en 1917 se había producido la Revolución Rusa que llevó al poder a los comunistas dirigidos por V. I. Lenin y León Trotsky, conmovidos por la prédica anarquista y por las maquinaciones golpistas conservadoras contra Yrigoyen, que querían derrocarlo aprovechando el caos que reinó durante varios días, grupos radicales -un partido político de tradición indiscutiblemente democrática - apeló aparentemente a un pogrom antisemita como parte de una respuesta contra la huelga obrera. El informe Fishman resulta impactante.

 

El embajador francés comunicó a su Ministerio que la policía masacró de una manera salvaje todo lo que era o pasaba por ruso" (Archives Diplomatiques du Ministére d'Affaires Etrangéres de France, Amerique 1918-1940, sous serie Argentine, 8).

Ese diplomático también comentó el caso de un delegado radical que en el Comité Capital de su partido se ufanaba de haber matado en un solo día cuarenta rusos judíos". Por su parte, según constancias diplomáticas, el embajador norteamericano informó a su gobierno haber contabilizado 1356 muertos y 5000 heridos (Records of the State Departmen, Rep. Argentina, ítem 835.5045/92, pág. 8). Agregaba que había en el Arsenal 179 cadáveres de "rusos judíos". ¿Era posible todo esto? ¿Por qué no había trascendido antes? Algunos contemporáneos de los hechos, como el comisario Romariz, descalificaron cifras como las apuntadas pero en su libro sobre los sucesos decía que los muertos fueron incinerados a medida que llegaban a los lugares de concentración, sin controlar su número (La Semana Trágica. Relatos de los hechos sangrientos de 1919, pág. 155). Por el lado judío no hay datos ya que en aquella época la comunidad era políticamente débil y estaba presa del terror. Hubo radicales que no apoyaron el pogrom, hecho que quedó demostrado con la valerosa intervención personal del yrigoyenista Francisco Beiró, años después, en abril de 1922, designado ministro del Interior por Yrigoyen, en reemplazo de Ramón Gómez. Beiró, en medio de los acontecimientos, defendió a la colectividad y llevó a algunos dirigentes judíos ante el Presidente.

De acuerdo a las estadísticas, en Buenos Aires había entre 70.000 y 100.000 ciudadanos judíos. Las cifras que se manejan sobre los muertos en enero de 1919 demuestran la crueldad de los hechos. A ello hay que sumar los heridos y las violaciones. Cuántos judíos porteños nacieron en esa época y cuántos abortos se practicaron, son dos interrogantes que no tienen respuesta.

 

A LA BSQUEDA DEL GRITO OLVIDADO

 

Fishman comenzó su búsqueda hace varios años, recurriendo a libros de historia del colegio secundario. En un manual de quinto año de la Editorial AZ se decía: "abundaron los choques y se produjeron numerosas víctimas". En otro, de Bustinza, se afirmaba, vagamente, que había existido "un centenar de muertos". En otro texto, el de Fernández Arlaud, se hablaba de la necesaria represión a un "movimiento extremista" por el que tuvo que intervenir el ejército. Sobre antisemitismo, nada.

 

En Yo fui testigo, de Eduardo García, encontró una pista ya que se hablaba de actos de "vandalismo" contra "personas inocentes, totalmente alejadas de los intereses en juego". Pero no se decía nada sobre quienes eran los "inocentes". Lo mismo en la versión de Manuel Gálvez en su biografía sobre Yrigoyen: "Ha habido muchos muertos, acaso un millar, y varios millares de heridos. La mayoría de los muertos no son obreros: son gentes que iban por la calle o que se asomaron a la ventana y recibieron un balazo". ¿Cientos de muertos por casualidad?

Prosiguió la búsqueda. En Al filo del medio siglo, de Juan Carulla, hay una referencia significativa: habiendo oído que estaban incendiando el barrio judío, el escritor fue para allí y vio, al llegar a la calle Viamonte, a la altura de la Facultad de Medicina, 1o que podría llamarse el primer pogrom en la Argentina".

"En medio de la calle ardían pilas con libros y trastos viejos, entre los cuales podían reconocerse sillas, mesas y otros enseres domésticos, y las llamas iluminaban tétricamente la noche, destacando con rojizo resplandor los rostros de una multitud gesticulante y estremecida. Se luchaba dentro y fuera de los edificios; vi allí dentro a un comerciante judío. El cruel castigo se hacía extensivo a otros hogares hebreos". Agregaba luego Carulla: "El ruido de los muebles y cajones violentamente arrojados a la calle se mezclaba con gritos de "mueran los judíos" Cada tanto pasaban a mi vera viejos barbudos y mujeres desgrañadas. Nunca olvidaré el rostro cárdeno y la mirada suplicante de uno de ellos, al que arrastraban un par de mozalbetes, así como el de un niño sollozante que se aferraba a la vieja levita negra, ya desgarrada".

" El disturbio provocado por el ataque a los negocios y hogares hebreos se había propagado a varias manzanas a la redonda" y concluía Carulla: "el Comité Nacional de la Juventud Radical surgió durante la guerra mundial. El 2 de enero se habían reunido en el Teatro San Martín: siete días después, sus miembros tomaban como profesión la de vejar judíos".

 

LOS RECUERDOS DE JOSֹ MENDELSON

 

En la revista Hechos de la Historia Judía, hay un trabajo de Salominsky donde se transcribe parte de un texto de José Mendelson que constituye un aporte central sobre la cuestión.

"Las matanzas antijudías en Europa Oriental -decía Mendelson- fueron un juego de niños en comparación con lo que ocurrió en las calles porteñas. Pamplinas son todos los pogroms al lado de lo que hicieron con ancianos judíos en las comisarias 7a y 9a, y en el Departamento de Policía. Jinetes arrastraban a viejos judíos desnudos por las calles, les tiraban de las barbas y cuando ya no podían correr, su piel se desgarraba raspando contra los adoquines mientras los sables y latigazos caían y golpeaban.

Sólo dos décadas después, bajo la Alemania hitlerista, quizá podamos hallar episodios semejantes".

Mendelson reconstruyó la reunión de miembros de la comunidad judía con el presidente Yrigoyen. El entonces diputado radical Francisco Beiró protagonizó el encuentro el 25 de enero de 1919 llevando a integrantes de la Comisión Política del Comité de la Colectividad Israelita a la Casa de Gobierno encabezados por el rabino doctor Haphon. Le entregaron a Yrigoyen, en propias manos, un memorándum denunciando la persecución. El Presidente lo leyó y declaró que él mismo había sido un perseguido. En medio del diálogo Yrigoyen observó que la Comisión no debería haber acudido a él en nombre de la colectividad judía, sino en calidad ciudadanos argentinos.

La respuesta que le dieron los miembros de la Comisión es que habían invocado a la colectividad debido a que los ataques fueron dirigidos contra la población judía. Al concluir la entrevista, según Mendelson, Yrigoyen prometió realizar todo lo que estaba a su alcance para sancionar a los culpables de los excesos cometidos.

En Tres relatos porteños de Arturo Cancela puede leerse: "Jóvenes con brazaletes, armados de palos y carabinas, detienen a todos los individuos que llevaban barba; los de las carabinas les pinchan el vientre o se cuelgan de las barbas. Otros apedrean los vidrios de las casas de comercio cuyos propietarios abundan en consonantes".

La Prensa de los días 13 y 14 de enero decía que se habían reunido los jóvenes de la Liga Patriótica en el Centro Naval, donde habían recibido instrucción militar y una arenga del contralmirante O'Connor que terminaba sosteniendo "si los rusos y catalanes no se atreven a venir al centro, los atacaremos en sus propios barrios".

 

SOIZA REILLY DENUNCIA LOS HECHOS

 

En la edición del 3 de febrero de 1919 de la revista Popular (NO 45), el legendario periodista Juan José de Soiza Reilly denunciaba: "Vi ancianos cuyas barbas fueron arrancadas; uno de ellos levantó su camiseta para mostrarnos dos sangrantes costillas que salían de la piel como dos agujas.

Dos niñas de catorce o quince años contaron llorando que habían perdido entre las fieras el tesoro santo de la inmaculada; a una que se había resistido, le partieron la mano derecha de un hachazo. He visto obreros judíos con ambas piernas rotas en astillas, rotas a patadas contra el cordón. Y todo esto hecho por pistoleros llevando la bandera argentina".

La Crítica, de los anarquistas, y el semanario La Vanguardia, del Partido Socialista, describieron los ataques a bibliotecas y centros de cultura, cuya destrucción había sido comprobada por concejales y diputados socialistas. En las ediciones respectivas se describió la visita de once diputados, un senador y tres concejales al departamento central de policía, donde comprobaron los tratamientos brutales que sufrían los detenidos.

 

LOS RESPONSABLES DEL POGROM

 

Diversas versiones periodísticas documentan sobre los responsables políticos del pogrom antisemita de 1919. Patotas de los comités dirigidas por el presidente del Comité Capital de la UCR, Pío J. Zaldúa, tomaron el departamento de policía al retirarse el ejército. Sandra McGee y David Rock coinciden en que el partido radical convocó a 2000 activistas para defender al Gobierno. Mirelman y Solominsky, en tanto, hablan de la participación en la represión de la Liga Patriótica Argentina de Manuel Carlés, conformada por oficiales del ejército, la marina y los grupos de provocadores denominados Orden Social y Guardia Blanca. El 19 de enero, La Epoca, órgano oficial de la UCR, dirigida por el diputado Delfor del Valle, acusó de los atropellos a "los judíos".

 

Lo mismo hizo el diario católico El Pueblo, que publicó entre el 10 de noviembre de 1918 y el 19 de enero de 1919, doce editoriales claramente antisemitas. El diputado conservador Julio A. Costa sostiene que casi todos los inmigrantes rusos son "agitadores". El Comité Nacional de la UCR, el 15 de enero, al concluir el pogrom, repudió la "acción violenta de elementos ajenos al país" (La Prensa, 18 de enero de 1919).

Por su parte, el entonces jefe de policía, Elpidio González, denunció que la "intensa agitación anarquista provocada por numerosos sujetos de la colectividad ruso-israelita y la propaganda que hacen en ruso y hebreo; algunos de sus componentes tomaron activa participación en el atentado contra el asilo e iglesia de Jesús Sacramentado" (Archivo General de la Policía, Ministerio del Interior, 1919, L 5, E 838). Monseñor Napal en Junín y Corrientes arengó a grupos antísemitas diciendo "los judíos son los únicos culpables de la escasez; son sanguijuelas expulsados de todos los países". La Vanguardia denunció que la gubernamental Revista del Plata había trucado fotografías para hacer aparecer a los judíos como agitadores.

Cientos de afiliados radicales y de la juventud radical renunciaron por los sucesos deplorables de antisemitismo cometidos por grupos que actuaban bajo la bandera partidaria y por los dichos de un delegado al Comité Capital, que se vanaglorió de haber matado, él solo, en un día, cuarenta rusos judíos (El Diario, 23/1/1919; La Vanguardia 24/1/1919).

La Razón del 14 de enero sostuvo que si "las voluntades dirigentes hubieran dado señales de vida hace tres días, sin duda alguna que los que se dedicaron a la caza de judíos, no lo hubieran hecho". Idénticos pronunciamientos de La Prensa del 16 y de La Nación del 18 de enero. La Crítica hizo un patético relato sobre los padecimientos de los judíos porteños, en su mayoría elementos religiosos, ajenos a la agitación obrera. Decía: "Hombres, mujeres y niños fueron maltratados brutalmente, con saña feroz, cual si existiera el propósito de extirpar a esa raza atormentada".

"Los rusos eran atormentados con saña feroz por los ebrios polizontes, y no pocos fueron ultimados a palos y bayonetazos. Se puede decir que ni un solo ruso salió ileso de las garras policiales. Por los pasillos del Departamento de Policía desfilaban los flagelados y ensangrentados".

"En el departamento central de Policía, cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se alternaban para cada judío".

"Con fósforos quemaban las rodillas de los judíos mientras atravesaban con alfileres sus heridas abiertas. En la comisaría 7a les orinan en la boca". En tanto La Provincia del 14 de enero afirmaba: "La supuesta revolución ácrata ha develado su secreto. No hubo maximalismo, y esto se descubrió al segundo día de fraguada. Se ha comprobado que los sindicados como futuros magistrados de la 'República de los Soviets Argentinos', son simplemente buenos y honestos ciudadanos, que hasta hablan de nacionalismo y profesan un culto religioso".

No hubo castigo alguno para los ejecutores del pogrom porteño. Muchos años después, el periodista de Clarín, Luis Alberto Murray, al memorar en ese diario los acontecimientos dijo que "El presidente prefirió ignorar a los culpables de la matanza" (8/1/1979). La bancada radical en la Cámara de Diputados rechazó todos los pedidos de informes sobre lo acontecido, especialmente uno del senador socialista Mario Bravo.

El gobierno no contestó a las notas del embajador ruso a los Ministerios del Interior y de Relaciones Exteriores pidiendo protección para los judíos (La Nación del 17/1/1919, pág., 8; Semanario Israel, pág. 762).

Incluso el general Luis Dellepiane criticó en público al ministro Gómez porque dio, personalmente, instrucciones a la División de Investigaciones pasando por encima del mando operativo que estaba en la órbita castrense (La Nación, 15/1/1919, pág. 6). La cadena de mando nunca fue rota por los subalternos. No obstante, tal como lo señala Romariz, el 11 de enero se entregaron Colt a los cuadros civiles convocados por el Comité Nacional de la UCR.

 

Hasta aquí parte de la investigación realizada por Fishman. Al cumplirse el 80 aniversario de la Semana Trágica y en tiempos en que la verdad histórica trata de abrirse camino ante los crímenes de lesa humanidad, es importante que los argentinos ajustemos cuentas con nuestro pasado, fundamentalmente para que hechos como los relatados se esclarezcan definitivamente.

 

"El sufragio universal es una herramienta judia........"

"Con mate, para despistar......."

 

César Tiempo y el antisemitismo en la Argentina


Las razones de publicación
del texto de César Tiempo de 1935

Corrían los primeros días del año 1919. Una gran huelga de metalúrgicos habíase generalizado en Buenos Aires, y las noticias más inverosímiles acerca de una revolución maximalista propagábanse de un extremo a otro de la ciudad. La tarde del viernes 10 de enero, el tío Petacóvsky estaba, como siempre, sentado junto a sus libros, tomando mate. Había despachado a los chicos más temprano, por ser víspera de sábado y porque en el barrio reinaba cierta intranquilidad.

La calle Corrientes, tan concurrida siempre, ofrecía un aspecto extraño, debido a la interrupción del tráfico y a la presencia de gendarmes armados a máuser.

A eso de las cinco y media, un grupo de jóvenes bien vestidos hizo irrupción en la acera del boliche, vitoreando a la patria. Atraído por los gritos, el tío Petacóvsky, que seguí tomando mate, asomó la cara detrás de la vidriera, todo temeroso, porque, hacia un momento, Daniel había salido a decir su kadish.

Uno del grupo, que divisó el rostro amedrentado del tío Petacóvsky, llamó la atención de todos sobre el boliche, y los mozos detuviéronse frente al escaparate.

-¡Libros maximalistas! –señaló a gritos el más próximo –¡Libros maximalistas!...

-Ahí está el ruso detrás –objetó otro.

-¡Qué hipócrita, con mate, para despistar!...

Y un tercero:

-Pero le vamos a dar libros de “chivos”...

Y, adelantándose, disparó su revólver contra las barbas de un Tolstoi que aparecía en la cubierta de un volumen rojo. Los acompañantes, espoleados por el ejemplo, lo imitaron. En un momento cayeron, entre risas, todos los libros de autores barbados que había en el escaparate. Y, en verdad, la puntería de los jóvenes habría sido cómica, de no fallar una vez y costarle con eso la vida al tío Petacóvsky”.

(Fragmento del cuento Mate Amargo, del libro La Levita Gris, cuentos judíos de ambiente porteño, de Samuel Glusberg, publicado por editorial Babel en 1924).

Este cuento marca un suceso poco recordado por la colectividad judía institucionalmente y, por supuesto, por los libros de nuestra historia nacional. Pero en la Argentina, en la ciudad cosmopolita de Buenos Aires, tan liberal ella, hubo un progrom. Y, al igual que la Semana Trágica o los sucesos de las huelgas de la Patagonia donde se fusilan obreros, sucedieron bajo el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

El grupo de “jóvenes patriotas” que menciona Glusberg en su cuento pertenecía a la Liga Patriótica. Durante la Semana Trágica, para la represión del movimiento obrero, el gobierno, además de utilizar a la policía y al ejército, los autoriza a inscribirse en las comisarías como efectivos policiales.

Es bueno recordar que una de las excusas que se esgrimieron para reprimir sangrientamente a los obreros en la Semana Trágica, fue el supuesto descubrimiento de un “complot maximalista”. Según Hugo del Campo (Todo es Historia, Centro Editor de América Latina, 1971) “la versión resultaba evidentemente ideal: no sólo permitía desvincular al movimiento de sus raíces sociales, olvidar su carácter masivo y encontrar un “culpable”, sino también reforzar la unión de todos los sectores “patrióticos” contra la agresión de origen extranjero y presentar al gobierno como el salvador del orden social y de la soberanía nacional. Lástima que no podía durar: pronto se supo que Wald (Pedro Wald, futuro dictador y jefe del Primer Soviet de la República Federal de los Soviets Argentinos, según las versiones que se difundían) era un pacífico socialista que trabajaba en el diario Die Presse  y dirigía el periódico judío Avangard, donde siempre había expuesto sus ideas moderadas”.

Por supuesto, el “descubrimiento” del complot sirvió para acrecentar el antisemitismo de los “patriotas”. Los grupos civiles que colaboraban con la represión recibían adiestramiento en el Centro Naval, además de armas y vehículos. Los marinos que brindaban estos servicios educativos eran dirigidos por el vicealmirante Domecq García. Los enemigos eran los “rusos” y había que encontrarlos en sus propios escondites. “Una obcecación popular o un sobresalto patriótico han sembrado en nuestros hogares el pánico y la desdicha desde hace cinco días, como si, redivivo el terror en las calles de Buenos Aires, se necesitara sacrificar a millares de inocentes”, sostenía el manifiesto de la colectividad israelita publicado en “La ֹpoca”, el 15 de enero de 1919. En su Guía del buen sentido social (folleto de 1920), la Liga Patriótica Argentina hablaba de “esa runfla humana sin Dios, Patria ni ley...”. El llamado “terror blanco” tuvo su bendición en una reunión realizada en el Centro Naval, bajo la presidencia de Domecqu García. Allí concurrieron representantes del Jockey Club, Círculo de Armas, Club del Progreso, Yacht Club, Círculo Militar, Damas Patricias, los obispos Piaggio y D’Andrea y otras personalidades.

César Tiempo (1906-1980) tenía conciencia de esta historia. Y también sabía quién era Gustavo Martínez Zubiría, cuyo seudónimo era Hugo Wast (1883-1962). El folleto que aquí reproducimos es una valiente denuncia del antisemitismo en la Argentina. Claramente dice que el pensamiento antisemita de Hitler tiene sus émulos en el Río de la Plata. Y que éstos ocupan lugares en el poder.

El folleto fue escrito en 1935, cuando Israel Zeitlin (César Tiempo) contaba con 29 años. Ya había publicado Versos de una... (1924) bajo el seudónimo de Clara Beter, el Libro para la pausa del sábado (1930), Sabatión argentino (1933), una obra de teatro y había obtenido el Primer Premio Municipal de Poesía (1930)

Para entonces Hugo Wast era uno de los escritores más leídos del país. Y en ese año publicaba Buenos Aires, futura Babilonia, El Kahal, Oro

Y en 1935 en el país, Manuel Fresco era nombrado interventor en la Provincia de Buenos Aires, llegando así a su máxima expresión el “voto cantado”. Lisandro de la Torre debatía en el Senado de la Nación denunciando el monopolio de los frigoríficos, actitud por la cual se intentó asesinarlo en la propia cámara, siendo finalmente ultimado el senador Enzo Bordabehere. Como muestra de la magnificencia de la oligarquía, se inauguraba el edificio Kavanagh. Y Enrique Santos Discépolo estrenaba su tango más célebre: Cambalache

El Jabalí publica este texto por dos motivos sencillos: poner nuevamente sobre el tapete una parte de nuestra historia no muy conocida (o convenientemente olvidada, elija el lector la actitud que prefiera) y por su palpitante actualidad, ya que Los protocolos de los sabios de sión lamentablemente siguen estando en muchos kioscos y librerías de la Argentina.

 

 

 

 

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